viernes, 25 de febrero de 2011

Lágrimas de Purpurina


Siempre que empiezo algo nunca sé cómo va a acabar, improviso, sobre la marcha. 
Aplicado a mi día a día debo decir que eso siempre suele traerme incertidumbre. Aún así he aprendido a no esperar y eso, a la vez, me trae muchas sorpresas.
Con los tocados es lo mismo pero sin la incertidumbre, nunca sé cómo van a acabar pero tengo la certeza que el resultado será bueno (cuando trabajas con material excepcional es difícil un mal resultado, ahí el mayor mérito)




Cojo una base de chistera negra que me mira desnuda e indefensa.
Últimamente, harta del frío pasado y disfrutando de nuevo de este sol, he dejado de lado los elementos invernales (incluso las elementas), y he decidido partir con los colores que intuyo puedan surgir en primavera verano.
Es cierto que empiezo con una pasamanería negra, hasta ahí todo igual. 
Mientras la coso disfruto del silencio, los chicos de Carlos ya plegaron y no se escuchan las máquinas y hoy no puse música, y visitas solo tuve la del pequeño Artur, el nieto de Manel, que me hizo cuatro sonrisas de bebé para morderlo. 
Y pasa su risa y ese silencio y en mi cabeza surge un cristal  malva y aquel negro con corte diamante, junto a otro celeste a juego con esas flores de fieltro del mismo color que el otro domingo compré a  Nati. Quiero más primavera!
Y miro de reojo aquella flor que tanto dio de sí la otra temporada, y la decido en él.
El mundo parece circular en mi Atelier, como una cupulita de cristal  llena de purpurina.


(A esto se le llama evocar a la Primavera tímidamente)

LoVe






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