jueves, 27 de febrero de 2014

Amar la Trama



Si uno se pasea por él a cierta velocidad solo podrá ver el tiempo detenido
.. tan de mentira el tiempo.... 
Solo hay que bajar a su altura,  como si fuese un niño. Caminar a su ritmo para poder oler que ahí se sucede la espina de la acacia, el bullicio, la jalea de la primavera.

Lo único que me calienta del invierno es su final, el principio del final, las flores en los perales, en los almendros... (y esas manos, que no...)

Cuando el silencio me deja, en mi taller, puedo escuchar los versos de Ramón Andrés, los pasos de la paloma y un corazón en tres dimensiones que dilapida la melancolía, tan necesariamente dilapidable a veces.


La sensación aquí es justamente esta:


Ahí, justo en la punta de los dedos, la yema acariciadora de la brizna. 
Ahí, justo ahí, en la comisura de la sonrisa
en el hoyuelo, en el rayo de sol que me apunta, 
En la orejita que escucha a los tréboles
en el ancla que metiste en el corazón, 
en el párpado engañoso que todo lo ve, 
en la respiración que no cesa y aspira profundamente a más.

Allí
está TODO eternamente.


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