lunes, 1 de abril de 2013

Libro de Reclamaciones


La ironía del destino a veces hace atrocidades, una desvergonzada, oye. 
Que yo, amante de los palíndromos, sufra una artritis palindrómica tiene su gracia. 
Hoy que llueve me duele un pie, y perdón por la intrusión de realidad y vida propia (a la cruda, me refiero), que nadie se preocupe que esto lo llevo yo por la mano (y por el pie)… 
Que mi primer taller quise que se llamara Anitalavalatina y me dijeron que aquello no lo entendería nadie


Y la verdad ¿hacemos las cosas para que nos entiendan? Pues una tiene sus días, claro. 
Los días de reclamar entendimiento, y perdón primavera, que esto parece un post de frío invierno. 


He abierto mi libro de reclamaciones, un libro que llevo dentro y que no abro siempre, como una de esas instituciones gubernamentales que pasan de ti hasta que les debes algo. 
Yo me debo mucho y a veces me cuesta rascarme el bolsillo emocional. 
Tanto amor y tanta calderilla al mismo tiempo… 
En mi libro dice:
- Quiero más silencio (léase quiero también como necesito y exijo)
- Quiero caminar más
- Quiero el cd de Blancanieves
- Quiero centro
-  Quiero estar en el mar más a menudo,
coger trenes más a menudo, ir al cine más a menudo.
- Quiero ver a Silvia y también a Carlos… y a Isidro

Inevitablemente tendré que gestionar las contradicciones, no se vivir sin las charlas y odio vivir con el ruido


Hace muchos años, cuando yo era pequeña, en una clase de dibujo en la que intentaba hacer en vano una linea recta, el profesor cogió mi mano y llevó mi lápiz a marcar un punto a la derecha. Regresó mi mano a la izquierda y el profesor me pidió que solo mirara el punto. Después de un minuto me pidió que trazara la linea sin dejar de enfocarme allí donde yo quería llegar “Una linea maravillosamente recta, Annita”, me dijo el profe.
La oportunidad que brinda de nuevo Gratacós en esta semana sombreril me da  fuerza, ganas y mucha primavera. 


Así que sin más, alzo el vuelo

last call
&
LOVE y HATS







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