martes, 18 de septiembre de 2012

Felices Sueños




Desde luego nunca estuvimos allí, tengo pruebas y lo puedo demostrar.
Las fotos solo son instantáneas, evidentemente de mis sueños. Soy como una polaroid cuando despierto ¿entiendes? Nunca, nunca cogí aquel tren que nunca, nunca convenimos. Jamás me recogiste en la rotonda y no miré de reojo tu mano acercarse a mi pierna. Me hubiese encantado que eso sucediera, he de decir, pero no. Nunca me palpitó el pulso a cien por hora mientras nos desviábamos al devenir de una presa. 
Imposible maquinar contigo, puesto que estábamos a cientos de quilómetros, el saltar una valla alambrada y verde gris. 
Solo tu sombra y probablemente la mía cercana se dibuja en mi sueño. ¿Y qué son dos sombras? más en este caso, que como es mi sueño, solo dibujé la tuya dando por supuesto que era la mía que te acompañaba.


No existen las casas devoradas por las plantas, eso solo ocurre en las películas de zoombies. No existe el tiempo detenido sin alguna usurpación gráfica. Está claro que en mi mundo sueño no existen los grupos radicales ni ser sin techo que hiciera uso de mi realidad onírica. Por eso el traje del último habitante de mi sueño colgaba encima de un porticón azul.


Imposible, y en eso deberás darme toda razón, la orilla de un río furioso llevándose las cosas sin cuerpo físico. Se llevó el río el miedo, la incertidumbre nadaba a contracorriente hasta que no pudo más y se abandonó. Vi como la tristeza se hacía las trenzas después de lograr escapar del arrebato acuático y trepar a ese pedrusco desobediente que se alzaba en medio de tanta fortaleza. Tus manos se entrelazaban como si precisamente el tiempo las hubiese hecho crecer alrededor de mi cintura. Las manos no crecen, querido, por eso sé que solo es un sueño, que nada de esto es cierto.
Es cierto que no tengo explicación posible a tu sensación inequívoca de que todo ha pasado, o de que, por lo menos tengas flashes que se acerquen a mis sensaciones como si hubieras caminado conmigo entre los árboles, como si hubieras desnudado tus manos entre mis piernas. 
Que yo te sueñe es algo simple, que te arrastre a mi sueño, es curiosísimo, extrañísimo, diría. Pero no tengo la menor idea de cómo repetir el acontecimiento. No sé como arrastrarte de nuevo al lago ¿lo recuerdas? Tu negociabas con los zapateros patilargos mientras yo dudaba seriamente de los seres que allí se esconden. Me salvabas de que me llevara la corriente, de que me abduciera un siluro. Era tan hermoso que, por momentos, quisiera no haber despertado.

Lo que certifica absolutamente que todo ello fue un sueño es el final de él. 
Un coche, una carretera que pasa por un lugar de mi infancia que jamás encontré en los mapas y una emisión radiofónica que repite incansablemente la palabra "barco" "le bateau", y que como pasa en las persecuciones oníricas, jamás pudimos detener.

* Fin del Sueño *

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Quien me conoce ya sabe que mis sueños se mezclan cotidianamente con mi realidad y algún(a) que otro(a) debe maldecirme por eso... los demás me adoran (*). La cosa es que si, que así es y lo admito. 
Mi taller nuevo va adelante. Debo decir que me cuesta el disparate de orden que he de poner antes de que esté en marcha. Falta colgar las lámparas, falta habitarlo y llenar las horas allí, grata decoración.
Hoy en Gratacós se me llevaron a Inglaterra esta flor sobre hilo de plata

la foto creo que ya la conocíais. Decimos adiós a la pieza...

Esta semana y sobretodo la próxima promete ser complicada, aunque sé que puedo con todo... y más.


De momento os dejo con la ventana de mi nuevo atelier y mi maniquí habituándose a dormir y soñar en él.


Felices Sueños...


2 comentarios:

Anónimo dijo...

YO TE ADORO!!!!

anna blau dijo...

estando segura de quien eres.... yo también te adoro!!!!