Y aquí estamos, en la isla a tope.
Cuando parece que las cosas escapan a nuestro control algo hace que el orden se establezca.
Hoy hemos empezado con la locura de la ropa. Hemos estado en el taller de Rose y mucho me temo que a partir de mañana va a ser esa mi segunda casa.
Tengo ganas de mucho silencio, eso es cierto, porque me veo en la situación ideal para reflexionar y plantear este otoño que se viene encima y todo lo demás.
Extraño mi taller pero me chifla estar fuera de mi realidad (aunque sea la mía) soñando en real, valga la redundancia, haciendo lo que quiero hacer.
Y mis botas, y el camino y el mar siempre de fondo.
Como decía un amigo:
I like It
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