miércoles, 22 de marzo de 2017

La velocidad del alud


En la hoguera de las vanidades, justo recién apagada, yace el vestido de una amantis. En el jardín, pocas delicias. 
El sonido de una aspiradora descarrila una riera seca y silenciosa, los insectos y los gatos allí, se distribuyen un botín lleno de zarzas y se siguen la corriente.

Busca algo que le recuerde quien era, cómo amaba, el gusto extraño y excitante de una cabeza.

En la esquina de todo, una cala mustia.


En la hoguera de las vanidades, justo recién apagada, se han desprendido los bracitos secos de su vestido. Pero la amantis no lo sabe, no le importa y salta igual.

Hurga en los años y encuentra un zapato perdido, aunque le encaja ya no está para llevar tacones y lo lanza como si fuera una piedra que bota en un lago, una moneda en un pozo que reniega a solo caer. 

 Y sigue buscando un objeto que no la obligue a objetar.


Hay un montón de imágenes que se desplazan entre los ojos, las orejas, los orificios de la nariz. Hombres que entran y salen, mujeres que bailan, vinos, tartas, dibujos en los manteles, cuadernos, trenes. Risas que hoy suenan lejanas, como si vinieran de un vecino loco del que nos separan dos metros de muro de contención. 


Y se mueve todo a la velocidad de la luz, 
en medio de un bosque en el que justo ahora sale el sol. 


Se mira en el espejo del tiempo, 
no puede verse y como el vampiro 
vuela a buscar un cuello al que aterrar. 

Solo los amantes sobreviven, 
es tan extraño encontrarse por fin y ya no estar.

En las brasas de las vanidades danzan débiles recuerdos que se queman los pies.


LOVE & HATS

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustó tu calidoscopio de imágenes potentes.(la parte del vampiro es fabulosa)
Quedas invitada a mis bitácoras poliédricas ....
-juanelendekerguelen.blogspot.com.es
-repoteroensuleyken.blogspot.com.es

Atentamente,
M o n s ú P o r a s a g ú.